Core Value #6
Hablar menos, hacer más
Hablar es uno de los parámetros con los cuáles se suele medir la etapa del desarrollo inicial de un niño por lo que suele ser muy importante para los padres que el chico hable desde temprana edad y también suele ser usado como un punto de comparación entre un chico y otro según sus edades, así como un signo inicial de la inteligencia prematura de los infantes.
Es por esto que me tomó por sorpresa cuando en una charla con la directora de una escuela alternativa, ella mencionó el problema que puede ser para los niños hablar demasiado para su edad. Esto era algo que jamás había escuchado pero la explicación tuvo todo el sentido para mí y es que es importante que el chico pueda conectarse, a edad temprana, tanto con sus emociones como con sus habilidades motoras. Siendo la palabra importante como un medio de comunicación pero que también puede convertirse en un impedimento para la escucha interna y el hacer.
Este enfoque causó una gran impresión en mí. Ha reforzado intuiciones que tenía antes respecto a la importancia del silencio y ha generado nuevas conexiones con conocimientos que tenía anteriormente como por ejemplo que los músculos del cuerpo crecen cuando están en estado de reposo, entre un entrenamiento y otro, por lo que es tan importante ejercitar el músculo como darle reposo (de hecho, algunos entrenadores le llaman “días de crecimiento” en lugar de “días de descanso”). Esto me resulta fascinante porque entrelazando ambos conocimientos, si bien el cerebro no es un músculo, también requiere de entrenamiento o ejercicio para crecer y por lo que he leído, aparentemente el silencio puede acelerar el crecimiento neuronal en nuestro cerebro.
Esto me ha llevado a pensar que somos una sociedad que habla mucho y hace poco. Creo que sobrevaloramos la capacidad de vender y menospreciamos la capacidad de hacer, de producir. Los políticos y el sistema electoral, en general, son un perfecto ejemplo de esto. Sin dudas, las palabras son importantes, la discusión, el debate o intercambio de ideas, el marketing, son todos importantes. Pero son las acciones las que realmente hacen avanzar, es en el “silencio” en el que se crece y es lo que realmente demuestra resultados.
“Procura que tus palabras sean más hermosas que el silencio.”
Existen distintas referencias a variantes de esta frase de distintos pensadores que emanan esta misma idea. Hay que hablar, sí, pero no más de lo necesario y hay que elegir correctamente las palabras. Pero sobretodo, hay que hacer, hay que hablar haciendo, hay que dejar que nuestras acciones hablen por sí mismas. Haciendo no solo avanzamos sino que nos conectamos con lo que hacemos y lo repensamos, a veces acertamos y a veces nos equivocamos pero de ese proceso aprendemos y evolucionamos. Quedarnos solo en hablar, solo en discutir, muchas veces nos hace perder más tiempo y dar vueltas alrededor de lo mismo, sin llegar a nada.
En el marketing online particularmente esto cobra una dimensión importante ya que creo que hay un enfoque erróneo sobre su función y es que, no se trata de vender sino de comunicar, de mostrar adecuadamente para que se entienda lo que se quiere hacer llegar. Y cuando el marketing en general toma una dimensión mayor que el producto en sí mismo, para mí es un problema. Porque se está tratando de dotar con características que el producto no tiene y se está, al final, haciendo perder tiempo. Perdemos mucho tiempo en esto como humanidad, en lugar de enfocarnos en hacer, en mejorar nuestros productos, en validarlos, perdemos tiempo en mejorar nuestro speech de venta, nuestro slogan o nuestro packaging.
Yo particularmente, viniendo del mundo de las ventas, cuando internalicé este concepto obtuve mucha paz interior porque no trato de vender cualquier cosa, no me interesa eso, me interesa sí comunicar adecuadamente lo que tengo para ofrecer para que quien está del otro lado pueda entender mejor si es algo que le puede servir (porque esto es algo también muy personal y si estamos engañando, tratando de vender a toda costa, entonces terminamos como estamos, con infinidad de cosas que no necesitamos, confundidos y asqueados, desconfiados). Perdemos mucho tiempo en ver si podemos confiar primero y en demostrar que somos confiables, sin dudas para mí es un síntoma que padece la sociedad de hoy y podríamos ganar mucho tiempo si nos concentráramos más en el hacer que en el vender.
Por eso, yo busco concentrarme en el hacer. Trato de no basar mis recomendaciones a mis clientes en opiniones personales sino en generar los ambientes que se necesiten para acumular estadísticas, analizarlas y tener resultados que mostrar para tomar decisiones basadas en datos, en evidencia y no perder tanto tiempo en especulaciones sin sentido. Además de esto, en lugar de estar constantemente buscando cómo mejorar una palabra, una frase o cómo puedo decir mejor algo, intento dedicar mi tiempo a estudiar, mantenerme al día con las últimas tendencias, especializarme cada vez más en lo mío, para mí y para mis clientes. Esto hace que cuando hablo lo hago con más y más propiedad, desde el conocimiento o la experiencia. Al final, mientras más haces, más tienes de qué hablar y más interesante resulta lo que tienes para decir.
Y podría seguir extendiéndome con todo esto pero creo que la idea ha quedado clara y no quiero ser redundante. Mejor dejar de hablar y empezar a hacer.
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